El buen lugar para dormir
Cuando pensamos en cómo debe ser un lugar para descansar bien ante todo se nos ocurre que este sea silencioso. Luego añadiríamos otros factores de confort como un buen colchón y una buena almohada. Y para aquellos que conozcan el Feng Shui seguramente procurarían que la cabecera de la cama tuviera cabezal o pared protectora, colores pálidos en la habitación...
Pero ocurre que a pesar de tener en cuenta todo lo anterior hay personas que no duermen ni descansan bien. Más allá de estos y otros factores comunmente conocidos existe uno habitualmente desconocido por la mayoría de la gente, el geomagnetismo. Los que trabajamos en salud y hábitat sabemos por experiencia que muchos casos de trastorno de sueño se deben a la influencia de las radiaciones geomagnéticas.
Sabidurías milenarias
Durante milenios el hombre ha vivido en completa armonía con el medio natural sabiendo que no todos los lugares son buenos para vivir y menos aún para dormir. En todas las civilizaciones y culturas se constatan ejemplos. Desde los antiguos maestros de Feng Shui y Vastu hasta los zahoríes occidentales buscaban el buen lugar huyendo de las zonas en donde emanaban "vapores de la tierra" perjudiciales.
Hoy en día, aún hay pueblos como los tibetanos que prueban dormir en diferentes lugares de su vivienda para así escoger el mejor lugar. Tienen incorporado el concepto de que el lugar es un factor determinante para el buen descanso.
Los zahoríes
En occidente, desde antaño, las personas sensibles capaces de determinar el buen lugar son conocidos como zahoríes o radiestesistas. Para localizar donde es mejor colocar la cama se utiliza la radiestesia o sensibilidad a las radiaciones mediante el uso de péndulo y varillas (ver recuadro)
Muchas personas son zahoríes sin instrumentos ni ser conscientes de ello, los niños los que más. Cuantas madres y padres ven cómo sus hijos en sus cunas o camas se “retuercen” en posiciones inverosímiles, o cómo caen de ellas sin entender el por qué. Instintivamente el niño y el adulto en muchas ocasiones “huyen” de algo que les molesta. En la mayoría de los casos si colocáramos la cama o cuna en el lugar donde recurrentemente nos ponemos descansaríamos mejor.
También se observa que los animales son sensibles al geomagnetismo. Así, los gatos tienen tendencia a estar en el “mal lugar” y algunos perros se colocan en el buen lugar para descansar. No obstante, por diversas razones los perros son zahoríes menos fiables que los gatos. Por último se constata que los lugares alterados son los preferidos para que aniden insectos como hormigas o abejas.
Más allá del Norte
Esta tendencia intuitiva del zahorí a buscar el buen lugar y/o a huir del lugar alterado es la que estudia fundamentalmente la Geobiología. Es una disciplina medioambiental que nace a principios del siglo XX en Europa, incide en la relación que existe entre las zonas geomagnéticas alteradas (conocidas cómo geopatías o zonas geopatógenas) y el descanso y la salud. Se observa que las geopatías coinciden muchas veces con la presencia de aguas subterráneas o también con fisuras geológicas.
De la Geobiología se ha popularizado que la mejor orientación para la cabecera de nuestra cama es el Norte. Esto es así siempre que no tengamos una geopatía.
Dormir sobre una geopatía puede o no afectar nuestro descanso y nuestra salud, depende de cada organismo. Hay personas más sensibles a sus efectos (ver recuadro).
Las geopatías son más intensas en fase de luna llena y en períodos de mayor actividad solar. Son independientes de la altura en la que nos encontremos, es decir se dan por igual en la planta baja que en el ático. Cualquier vivienda tiene alguna geopatía esté situada en el entorno que sea, lo que es recomandable es que esta no esté en el lugar de la cama.
Probar, probar, probar…
Cuando sospechamos que descansamos sobre una geopatía, la recomendación siempre es cambiar de lugar o de posición. Para poder valorar si el cambio es adecuado hay que probar un mínimo de dos o tres meses en la nueva ubicación. Podemos optar por invertir la cabeza y los pies (dormir al revés) o desplazar la cama a otro lugar de la habitación o dormir en otra habitación… Algunas personas inicialmente reaccionan “mal” al cambio, pueden sentirse peor durante una o dos noches, pero tras ello empiezan a mejorar.
Estos cambios suelen llevarnos a encontrar finalmente el buen lugar para dormir. Pero en algunos pocos casos cambiamos de lugar repetidas veces y no encontramos mejoría. Lo que puede ocurrir es que nuestra vivienda esté ubicada en un lugar muy alterado con muchas geopatías, entonces se necesita la ayuda del zahorí o geobiólogo quien puede encontrar el buen sitio si lo hay o solucionar la geopatía.
También puede ser que nuestro trastorno del sueño no esté relacionado con el geomagnetismo, en este caso debemos acudir al médico especialista para que nos ayude.
Conclusión
La Geobiología abre las puertas a un mundo sutil que requiere la máxima atención de nuestros sentidos, aunando nuestra capacidad cognitiva con nuestra olvidada sensibilidad.
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