Geopatías y salud



La radiación geomagnética alterada puede afectar al organismo humano al ser este un buen conductor (estamos compuestos fundamentalmente de agua). La célula actúa como un sutil circuito electrónico resonante que es capaz de vibrar ante las frecuencias electromagnéticas del medio. Y según parecen demostrar las investigaciones realizadas hasta ahora lo hace selectivamente en función de su propia característica (función y organismo) y la característica de la radiación (frecuencia, amplitud de onda, forma de onda, intensidad y potencia). El ambiente ionizado producido por las radiaciones favorece la aparición de radicales libres que pueden dañar la membrana celular. Como consecuencia se puede producir un menor tono vital que favorecería el desequilibrio psíquico y físico. Según el tiempo de exposición, grado de sensibilidad de cada organismo, valor de las radiaciones, sinergia con otros factores…  pueden presentarse trastornos del sueño y favorecerse el desarrollo de enfermedades crónicas como el cáncer.

Las geopatías afectan primordialmente a las células del sistema inmunitario e incidien también sobre el sistema nervioso, endocrino y hormonal.


El efecto de las geopatías sobre el ser humano es acumulativo. En muchos casos pueden transcurrir años hasta que aparecen los síntomas, el que se manifiesten en mayor o menor tiempo dependerá de las características personales.
Cada persona tiene diferente sensibilidad a las radiaciones y reacciona a sus efectos en mayor o menor cantidad de tiempo de exposición. Se observa que las personas que atraviesan algún tipo de crisis psicológica son más vulnerables a sus efectos. Por el contrario hay personas que parecen inmunes.
Las primeras manifestaciones que pueden alertar de la posibilidad de estar afectado son las alteraciones del sueño (insomnio, dificultad de conciliar el sueño, sueño irregular muy entrecortado con necesidad de micción, eneuresis nocturna, sonambulismo, caída de la cama, dificultad al levantarse por la mañana, sensación de mayor cansancio tras el descanso, mareos matinales...). Otras manifestaciones típicas son las reacciones alérgicas, el agotamiento crónico y los dolores de cabeza y espalda persistentes.
En muchas ocasiones la persona afectada no responde favorablemente a la adecuada medicación que se le administra. Al solucionar este problema, la medicación empieza a resultar efectiva y el paciente se recupera a un ritmo normal.

Los lugares más importantes a considerar de un espacio son los de más permanencia y en viviendas especialmente la cama. Además de ser el lugar de más permanencia, es durante la noche cuando se detectan los máximos de radiación natural y es en el estado de sueño cuando el organismo es más vulnerable a sus efectos.


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