Aprender a sentir

Para determinar qué ocurre en un ambiente o un entorno, qué es lo que sentimos, qué nos afecta... necesitamos observar, oir, olfatear, tocar, “gustar”... de una forma diferente a lo que domina en nuestra sociedad occidental racional. Para sentir mas desde dentro y menos desde fuera se aconseja sentir:

ü      de una manera desapegada. Sintiendo sin esperar nada. Normalmente tendemos a prejuzgar y forzamos conclusiones. La observación desapegada requiere un cierto vacío interior, acercándose al lugar cómo si fuera la primera vez, permitiendo que aparezcan las impresiones y las sensaciones.
En este sentido, muchas veces es más fácil sentir el espacio de otro porque no estamos implicados emocionalmente. Así, puede ser una buena manera para sentir mejor y encontrar percepciones nuevas, el intercambiarse espacios entre dos o más personas.

ü      dándose el tiempo necesario. Como cuando paseamos por el parque o el bosque y nos paramos a observar un árbol. Al parar centramos nuestra atención y vemos los detalles, la vida del árbol, su individualidad (la hoja que cae, el pájaro que canta en una rama...)

No hay que olvidar que lo importante es lo que sienten la/s personas que viven o trabajan en el espacio. El proceso de armonización debe centrarse en ellos. De ahí que alguien de fuera puede ayudar a dar pistas pero no pueda convertir sus pistas en verdades para unas personas que tal vez tengan otras percepciones.


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